sábado, 27 de febrero de 2016

DESIGUALDAD, EDUCACIÓN Y DEMOCRACIA

En una época de creciente desigualdad, la mercantilización de todas las cosas implica que la gente adinerada y la de recursos modestos vivan cada vez más separadas. Vivimos, trabajamos, compramos y representamos nuestros papeles en lugares diferentes. Podemos llamar a esto palquificación de la vida (...). Algo que no es bueno para la democracia ni es una forma de vivir satisfactoria. 
La democracia no exige una igualdad perfecta, pero sí que los ciudadanos compartan una vida común. Lo esencial es que las personas de orígenes y posiciones sociales diferentes se encuentren y se topen unas con otras en el discurrir de la vida cotidiana. Porque así es como aprendemos a salvar y tolerar nuestras diferencias, y así es como custodiamos el bien común. 
(...) ¿Queremos una sociedad en la que todo está en venta? ¿o existen determinados bienes morales y cívicos que los mercados no honran y el dinero no puede comprar?
Michael J. Sandel